GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...

GRACIAS POR ESTAR AQUÍ...
...." el pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria". Leopoldo Marechal.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.

LA ARGENTINA DEL BICENTENARIO DE LA PATRIA.
“Amar a la Argentina de hoy, si se habla de amor verdadero, no puede rendir más que sacrificios, porque es amar a una enferma". Padre Leonardo Castellani.

“
"La historia es la Patria. Nos han falsificado la historia porque quieren escamotearnos la Patria" - Hugo Wast (Gustavo Martínez Zuviría).

“Una única cosa es necesario tener presente: mantenerse en pie ante un mundo en ruinas”. Julius Evola, seudónimo de Giulio Cesare Andrea Evola. Italiano.

miércoles, noviembre 03, 2010

Cuando el JUAN DOMINGO PERON estuvo en COLONIA REGINA de ALVEAR.

Madrid, 1967 - Puerta de Hierro.
General Juan Domingo Perón 
y Mario José Franco.
* El siguiente relato del Sr. Mario José Franco esta vinculado a la Antigua Colonia Regina de Alvear que se transcribe del libro "Mis Reflexiones". Un aporte valioso de Don Mario.
EN PUERTA DE HIERRO CON PERÓN.

Como ya he mencionado anteriormente en el año 1967 viajamos con Rómulo Costanzo a Madrid. Esa misma tarde llamamos por teléfono a Puerta de Hierro y el General Perón nos informa que a las ocho de la mañana del otro día nos iba a recibir en la residencia. Nos presentamos a la hora establecida y ante un oficial de la Guardia Civil presentamos los documentos de identidad. -Los estábamos esperando- nos dijo una señora española que luego siguió al servicio de Isabelita en la Argentina, que lo toma del brazo a Rómulo mientras a mí me acompaña el citado oficial. Se adelanta el Gral. como unos veinte metros de la puerta de entrada de la casa de la cual no muy impresionante (en Villa Regina hay muchos chalet mejores y más confortables), y me dice: -Hola, ¿Cómo le va Franco? Yo me quedé pensando como me conocía pero después recordé que cuando había estado por su propia cuenta Lituade Casalini le dio saludos míos, y me contaba que ante Perón quedó como atontado sin saber que decir pensando que estaba conversando con un hombre que pasaría a la historia como uno de los grandes de la política argentina. Por supuesto que no sólo es una de las figuras señeras de nuestra historia sino en América y el mundo.
Conversando se fue descomprimiendo la tensión del momento y yo me animé a hablar más. Entre café y cognac que nos convidaba y que era una de las estratégias para que nos sintiéramos cómodos, (esa vez tuve que tomar un cognac), Perón pidió: -A mí me trae un wiskicito porque es bueno para lubricar la sangre-. Y sorpresa, ¿Quién era el que lo servía? Don José López Rega.
Y ya que de secretarios hablamos yo me acuerdo que anteriormente fuimos convocados José Rodríguez, el Doctor Rossi y otros compañeros siendo yo el más joven de la delegación, a una reunión en Buenos Aires con el Contraalmirante Alfredo Teissaire a la sazón presidente del Partido. Mientras hacíamos algunos trámites en su despacho nos ofrecen tomar café, sin concederle mucha importancia al joven que atendía dichos menesteres y que sin embargo era Bernardo Neustadt que en aquellos tiempos oficiaba de secretario del Contraalmirante Tessaire.
Continuando con el relato de la visita a Madrid yo le había entregado una carta al General que le traía de su sobrino, Antonio a la que dio lectura mientras le asomaban unas lágrimas en los ojos, preguntándome: -Parece que no le va bien a Antoñito. - y yo entonces le expliqué la situación por la que estaba pasando.
Entre charla y charla me da una valiosa lección: - Cuando haga una visita trate de no cansar a la gente, dejándola con el deseo de que Usted siga estando con ellos, y así entonces cuando vuelve lo van a recibir bien.
Seguimos intercambiando opiniones sobre la situación de los militares y aspectos de la Resistencia. Me pregunta: -¿Nunca estuvo Usted conmigo? Le contesto: -No General, la única vez que estuve cerca más cerca fue en el 51 cuando su esposa Evita rechazó la candidatura a la Vice-Presidencia de la Nación en la calle 9 de Julio.
Se interesa por Villa Regina y me expresa que conocía el pueblo. Primero pensé que estaba poniendo en práctica lo que me había dicho un momento antes pero después me dí cuenta que era cierto. -¿No hay una capillita en las bardas ? ¿Le dicen bardas no? Cuando estaba practicando andinismo en Mendoza me ordenan que integre una comisión militar para ir hasta Neuquén. Como a ninguno nos gustaba los viajes en avión fuimos en auto. Pasamos por General Alvear. De Carmenza a Santa Isabel todo ese camino con médanos, pasando por Puelén, 25 de Mayo, en La Pampa. Cruzamos el Río Colorado en balsa llegando a Catriel, un poco antes habíamos dormido en un puesto cuyo nombre no recuerdo. Pasamos frente a Cinco Saltos, después Cipolletti donde nuevamente utilizamos la balsa para cruzar al río Neuquén y llegar a la ciudad.

Y Perón sigue con su relato: "-Un camarada nos invita a ir a un pueblo nuevo cuya colonia es italiana a unos 100 km. de aquí y en donde había unas fiestas bárbaras en el salón "Dopolavoro". Era sábado, pero ¿Cómo vamos?. Estaba podrido de andar en auto, así que vamos en el "trencito", un servicio local de trenes. Llegamos a "Regina Pacini de Alvear" y en el baile había unas gringas de lindas ¿y ahora? -"Le contesté mejores que nunca, y me di cuenta con los datos que me daba que era cierto que conocía Regina.

Y continúa: "-De regreso al otro día nuevamente tomamos el trencito que llegaba hasta Chichinales; y a propósito conoce Usted algo o le gusta conversar sobre el idioma y el pasado indígena de la Patagonia? -"Le contesté que sí y que además tenía "La toponimia de la lengua Araucana" librito de autoría de Perón, se puso muy contento y de paso me solicitó el ejemplar porque no tenía ninguno por haberlos obsequiado unos y prestados otros. Luego en Regina le pregunté a viejos vecinos si en alguna fiesta en el "Dopolavoro" alguna vez habían asistido militares de Neuquén y me contestan que habitualmente no, pero que cuando se inauguró el salón asistieron cuatro o cinco militares de uniforme, bien plantados, con una bronca de todos porque deslumbraron a las chicas. Cuando les dije que uno de esos militares era el coronel Perón no lo querían creer. Volviendo a Puerta de Hierro me realizo muchas preguntas sobre Villa Regina. Le expliqué que por la Ley de Aparcerías Rurales dictada en la década del 40 se había verdaderamente "salvado" la Colonia, cuyas chacras estaban próximas a rematarse y que para la ejecución habían enviado a un Inspector del Banco Hipotecario. Entonces me dijo: "-Así que me deben recordar agradecidos?". Le contesté que sí, aunque algunos tal vez no tanto, interiormente pensaba en ese momento. Si hay un pueblo en la República Argentina que en su plaza principal debería tener un monumento a Perón, tendría que ser Villa Regina. Pero el olvido y la falta de agradecimiento a tantos hombres y mujeres que llegaron a entregar todo, incluso la vida, no es nada en nuestro país, así que no nos debe extrañar que en Villa Regina falte el homenaje al hombre que la mereció con creces.
"-Hoy no los puedo invitar a comer porque no estoy preparado, pero vengan mañana así comemos un asado que lo voy a preparar yo." Y se interesó por nuestra actividad en Madrid explicándole que caminaríamos para conocer un poco.
Al otro día llegamos como a las 10 y tal como había dicho el General estaba haciendo el asado. El que estaba preparando los vasos y enseres era José. Comimos pero nos llamó poderosamente la atención que la esposa el día anterior sólo había entrado un instante cuando Perón nos presentó. Durante el asado cuando nos volvió a saludar nos sentimos un poco molestos y pareciera que el General se dio cuenta porque como para justificarse de alguna manera dijo: "Bueno, vamos a seguir nosotros comiendo el asado." Nos contó un montón de cosas que había vivido en el país, muy especialmente los viajes que realizaba al sur con su padre, donde solían pernotar en San Antonio Oeste para desde allí continuar en auto o colectivo hasta llegar al campo, el mismo que actualmente tiene Antoñito.
Nos presentó a Jorge Antonio con el cual estuvimos conversando bastante y nos pareció una persona muy simpática, pero como era un empresario muy sagaz aprovechó su amistad con Perón para realizar sus negocios.
El último día cuando nos fuimos a despedirnos nos quiso acompañar, pero de ninguna manera lo permitimos, igual nos brindó su auto para ir hasta el aeropuerto.
Regresaba con toda la documentación que me había entregado para Paladino, un saludo y una carta para el Doctor Matera y otra conteniendo mil dolares para Antoñito Perón. Rómulo, siguió viaje a Italia para visitar en el sur el pueblo de Nápoles donde nacieron sus padres y tenía parientes.
Cuando llego a Buenos Aires con el maletín donde traía toda la documentación encomendada me revisan minuciosamente la valija y yo con un julepe bárbaro. Un señor que evidentemente me conocía me dice: -Franco, ¿ el maletín no quiere que se lo tengo yo?. "Como yo desconfiaba le pregunté por su nombre y me dijo: "Usted estuvo en España y yo soy estando acá para eso". Le entregué el maletín porque lo iban a revisar. Luego cuando intrigado le pregunto cómo estaba justamente en ese preciso momento me explica que le había avisado Jorge Antonio.



Roma, 1970 - Entrevista en Roma.
Gral. Juan Domingo Perón, José Rodríguez,
Rómulo Constanzo, Mario Franco.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La diferencia de opiniones conduce a la investigación, y la investigación conduce a la verdad. - Thomas Jefferson 1743-1826.